Fonoaudiología
Tartamudez,
no solo un
trastorno de la fluidez
Hablamos
de tartamudez, como un trastorno de la fluidez verbal, razón por la que se la denominaDISFLUENCIA, o sea, un trastorno que impide pasar en forma ágil, suave
y fácil de un sonido a otro, y que se manifiesta en general, por medio de repeticiones, bloqueos, o prolongaciones.
Diferentes estudios realizados por especialistas reconocidos, (W. Starkweather, 1997, Peters, 1998) muestran que la tartamudez tiene una base biológica, genética hereditaria, que
junto a factores socio ambientales generan una dificultad en el lenguaje y en el aspecto motor del habla, que requiere un abordaje fonoaudiologico temprano.
Hoy sabemos que cuanto antes se interviene, mejor es el pronóstico y, que esperar “ya se le va a pasar”, “a esta edad es normal”, empeora la dificultad.
Actualmente contamos con métodos de diagnóstico fonoaudiologicos que nos permiten diferenciar errores normales de fluidez de disfluencias atípicas. Los errores normales
de fluidez son trabas al hablar generalmente repeticiones de las primeras silabas sin fuerza, sin tensión, que se producen en niños entre los 2 y 4 años de edad, etapa fundamental en el
desarrollo del lenguaje. Las disfluencias atípicas se caracterizan por esfuerzo al hablar, o repetir las silabas o palabras más de tres veces, este esfuerzo produce en algunos niños tics, gestos
en su cara, incoordinación fonorespiratoria en su habla, etc.
Estos métodos también nos permiten estudiar los estilos comunicativos familiares, ya que el trabajo con el entorno del niño es fundamental para lograr un tratamiento exitoso.
En niños preescolares el tratamiento esta orientado a reestablecer la fluidez verbal antes que las estructuras del lenguaje (en desarrollo) se consoliden con la disfluencia.
En niños escolares y adolescentes, el tratamiento tiene por objeto reducir la tensión al hablar logrando un lenguaje cómodo. Pero también es fundamental trabajar las actitudes, pensamientos y
sentimientos negativos que la disfluencia genera (sensación de frustración, miedo, vergüenza, etc), considerando que este aspecto es tan importante como el aspecto lingüístico.
Adolescencia y Tartamudez
La tartamudez
casi siempre empieza en la infancia, entre los 2 y 6 años. Por lo general progresa lentamente y se vuelve más severa en la adolescencia, entre los 11 y 16
años.
Las características verbales y corporales de la disfluencia y también las conductas y actitudes reactivas al síntoma van evolucionando y reforzándose mutuamente, dependiendo de la interacción
entre factores internos y externos.
En la adolescencia, dado que es el periodo más “convulsivo” del ser humano, la tartamudez molesta mucho ya que la imagen personal se ve perjudicada por la tensión verbal y corporal al
hablar.
El adolescente disfluente gasta gran cantidad de tiempo tratando de “evitar”; evitan personas, determinadas situaciones de habla y ciertas palabras para no tartamudear. En
otras oportunidades dejan de hablar o hacen rodeos para evitar la palabra en la que creen que se trabarán. Las palabras, personas y situaciones temidas se van modificando con el tiempo y las
estrategias usadas no siempre son exitosas. Esto generalmente solo aumenta la severidad de la tartamudez.
Las personas disfluentes desarrollan con el tiempo y como reacción a sus bloqueos, estrategias que le permiten seguir hablando. Consisten en gestos faciales o corporales, movimientos tensos,
palabras y sonidos agregados, etc. a los que llamamos “secundarismos”. Estos síntomas asociados se desarrollan gradualmente durante mucho tiempo y pasan a integrar el patrón
de tartamudez característico de cada persona.
Las evitaciones y los secundarismos se desarrollan de manera similar: por ejemplo usa un sonido como estrategia de inicio para hablar, le
atribuye éxito, lo usa ante otros bloqueos, el uso se hace más frecuente y se incorpora al patrón de tartamudez. Por todo esto constituyen una solución a corto plazo y con el tiempo debe
desarrollar otros secundarismos o evitaciones para no trabarse.
Todo esto produce efectos sobre la personalidad con la aparición de sentimientos de culpa, vergüenza e incomodidad, deterioro de la auto-imagen, retraimiento social, estrés en relación a la
disfluencia, son muy sensibles a la reacción de los demás ante su tartamudez. De esta manera la tartamudez se transforma en un problema que interfiere en todos los aspectos de la vida, no solo en
la comunicación.
Para revertir el proceso debe darse cuenta de cómo él mismo autorefuerza su tartamudez.
El tratamiento se basara en el aprendizaje de técnicas especificas y modelos que le permitan desarrollar un habla cómoda aplicada a situaciones de la vida real.
En el año 2002 en el Área de Lenguaje del Servicio de Foniatría del Hospital Elizalde comenzamos a trabajar en forma grupal con niños y adolescentes disfluentes y sus familias, a través de talleres agrupados según las edades obteniendo resultados muy satisfactorios.
El trabajo grupal permite
• Al niño/adolescente: desarrollar habilidades sociales en interacción con el otro, como así también el desarrollo de habilidades afectivas, identificación de los sentimientos propios y del otro, confianza, desensibilizacion de la disfluencia.
• A la familia: En este espacio de encuentro y reflexión, los padres reciben herramientas para
acompañar el tratamiento fonoaudiologico y así ser facilitadores de la fluidez de sus hijos, reciben información es-pecifica, generándose un espacio que les permite un permanente intercambio con
terapeutas y otras familias de sus sentimientos, emociones y dudas, escuchar, aprender a escuchar y ser escuchados.
A continuación queremos compartir con ustedes el pensamiento y sentimiento de un adolescente de 12 años paciente de nuestro Hospital.
Autores: Fga. Graciela Gaillard, M.N. 4466
Lic. Monica Kotyñski, M.N.
4384
Lic. Marianella Ortiz, M.N.
7697
Lic. Andrea Williams , M.N.
3106