Pediatría

Hipertensión Arterial en niños y adolescentes

 

La hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardiovascular y afecta al 25-30 % de los adultos. Sus principales complicaciones son el accidente cerebrovascular, el infarto agudo de miocardio y la enfermedad renal. Hasta hace no muchos años se consideraba a la hipertensión una enfermedad del adulto, y solo se tomaba la presión a los niños con enfermedades renales, vaculares o cardíacas. Pero actualmente se sabe que la hipertensión arterial comienza en la infancia. 
En los niños, la presión arterial aumenta con el crecimiento hasta alcanzar los niveles del adulto al final de la adolescencia. Es por ello que se utilizan tablas de presión arterial, como las tablas de crecimiento de peso y talla, ya que no existe un valor único como en el adulto para definir hipertensión. Es importante saber que una sola toma elevada de la presión arterial no significa ser hipertenso. Se requieren múltiples tomas elevadas para hacer el diagnóstico. Uno de los problemas más frecuentes para tomar la presión arterial es no contar con los manguitos de presión apropiados para el tamaño del brazo del niño, pero a partir de los 6-7 años se puede utilizar el mango del adulto.
Se estima que la hipertensión arterial afecta al 3-5% de los niños y adolescentes, y se presenta con mayor frecuencia en los niños obesos. La presión arterial elevada en la infancia es uno de los principales predictores de hipertensión arterial en la vida adulta.
La hipertensión se caracteriza por no tener síntomas, por lo cual la única forma de detectarla es tomando la presión arterial (método sencillo y económico). Todos los niños deberían tener la presión arterial medida en las visitas de control al médico. Esto permitiría un diagnóstico precoz tanto de la hipertensión esencial o primaria (la más frecuente) o de enfermedades que cursan con hipertensión y muchas veces no tienen otros síntomas. 
Los factores de riesgo más importantes son los antecedentes familiares de hipertensión arterial y el sobrepeso y obesidad. A ello contribuye también el sedentarismo y la alimentación “chatarra”. 

 

Las principales medidas preventivas son medir la presión arterial, tener hábitos saludables: dieta sana, mantener un peso adecuado, actividad física regular, evitar tiempo prolongado de TV, computadora, videojuegos, etc., evitar otros factores de riesgo como tabaco, alcohol, drogas, etc.
La dieta de un niño o adolescente debe contener todos los nutrientes y calorías necesarias para su crecimiento., se recomienda aumentar el consumo de verduras y frutas frescas, disminuir la ingesta de grasas presentes fundamentalmente en los ‘snacks’, embutidos, dulces y golosinas así como también reducir el consumo de bebidas azucaradas y moderar el consumo de sal. No hay que olvidar que estas recomendaciones deben ser practicadas por toda la familia. 
Con respecto a la actividad física, se aconseja que la misma sea regular para todos los niños y adolescentes. Es importante remarcar que el ejercicio no debe suspenderse ante el hallazgo de tomas altas aisladas de presión arterial e incluso de hipertensión arterial leve. Es más, la actividad física aeróbica regular forma parte del tratamiento de los niños hipertensos, junto con una dieta saludable y el mantenimiento de un peso adecuado. 

 

Si criamos niños más sanos podemos prevenir la aparición de la hipertensión en épocas tempranas. A su vez diagnosticando y tratando la hipertensión precozmente, los niños y adolescentes llegarán a adultos con sus arterias y corazón sanos y con menores complicaciones.


Autor: Dra. Rosa Simsolo - M.N. 50548
Médica Pediátra del Consultorio
de Hipertensión Arterial del
Hospital de Niños Ricardo Gutierrez